La innovación tecnológica en el sector salud sigue siendo una vía prometedora para impulsar una transformación que garantice un mayor acceso, en un sector que impacta directamente la vida de las personas.
En Contxto hablamos con la Dra. Olga Lucía Ibargüen, presidenta de la Junta Directiva Nacional de la Sociedad Colombiana de Anestesiología, sobre los avances y desafíos de la tecnología en la salud en Latinoamérica.
La pandemia marcó un punto de inflexión: «Migramos de un modelo absolutamente presencial a herramientas que nos permitieron llegar donde no podíamos», destaca. Con más de 100.000 horas en telemedicina, esta herramienta potenció el progreso. Sin embargo, hace un llamado urgente: «Nuestros profesionales de salud necesitan capacitarse más». El reto, dice, es ser proactivos: «No esperar a que otros lo hagan, sino sugerir, socializar, capacitar».
Sobre la inteligencia artificial, advierte sobre riesgos críticos. En Colombia, la brecha digital es enorme: el 95% de las zonas urbanas tiene internet, frente a solo el 28% en áreas rurales. «Si no cerramos esta brecha, la tecnología profundiza las desigualdades». Plantea preguntas necesarias: ¿Cómo evitar que los algoritmos repliquen sesgos? ¿Quién protege los datos de los pacientes? Su postura es clara: la IA no puede ser solo para ingenieros; los médicos deben participar activamente en su desarrollo.
Los retos éticos
La Dra. Ibargüen enfatiza que ningún avance tecnológico puede sustituir los fundamentos éticos de la medicina. «En mi formación en la Universidad del Cauca y el Hospital Universitario San José aprendí que la excelencia técnica debe ir siempre de la mano con el compromiso humano». Subraya que esta base ética es especialmente crucial cuando se implementan sistemas de IA que toman decisiones que afectan vidas humanas.
Desde su posición, la Dra. Ibargüen promueve activamente la colaboración con organizaciones como la Federación Mundial de Anestesiología. «América Latina tiene particularidades únicas que deben ser consideradas en el desarrollo tecnológico. No podemos simplemente adoptar soluciones diseñadas para otros contextos». Esta cooperación permite adaptar las innovaciones globales a las necesidades específicas de la región.
La especialista visualiza un futuro donde la IA permita transitar de un modelo reactivo a uno preventivo. «Imaginen poder identificar riesgos de salud antes de que se manifiesten clínicamente, especialmente en comunidades remotas». Sin embargo, advierte que esto requiere inversión en infraestructura digital y educación comunitaria. «La tecnología más sofisticada fracasa si no llega a quien más la necesita y si las personas no comprenden su utilidad».