Startups del programa The Future of Fintech (PY6) lograron levantar 2.4 millones de dólares

Daniel Ospina, cofundador de Pygma.

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Cada vez que se habla de la industria fintech de América Latina, destacan los grandes aportes de este sector al ecosistema de emprendimiento en la región. Y no es para menos. Solo en 2024 esta industria logró inversiones por más de $2.600 millones de dólares, consolidándose como el segmento más atractivo para los inversionistas.

Las innegables necesidades de este tipo de soluciones en la región, incluyendo altas tasas de exclusión financiera, explican el surgimiento de cada vez más empresas de tecnología financiera. En seis años, el número de empresas fintech en Latinoamérica creció en un 340% ha aumentado de 703 distribuidas en 18 países a 3.069 en 26 países, según un informe del BID y Finnovista.

Si bien es un sector seguido de cerca por los inversionistas, el acompañamiento es clave para los nuevos proyectos de esta industria en el desarrollo de sus negocios. Una de estas iniciativas en la región es el programa de Pygma, aceleradora con sede en Estados Unidos que brinda mentorías y apoyo a emprendedores latinoamericanos para impulsar sus startups a nivel global. 

Un puente para las fintech

Durante la demo week del programa anterior, llevada a cabo a finales de mayo, las fintech aceleradas por Pygma en la sexta edición de su programa lograron 126 conexiones con potenciales inversionistas. Además, las compañías lograron levantar US $1,6 millones antes del inicio del programa y US $800 mil durante las 10 semanas de aceleración, es decir, un total de US $2,4 millones.

En entrevista con Contxto, Daniel Ospina, cofundador de Pygma, aseguró que “En el contexto actual de venture capital en Latinoamérica, los fondos están priorizando rondas pre-semilla y semilla con estructuras más eficientes y menos dilutivas, especialmente en fintechs que muestran modelos B2B escalables; eficiencia operativa desde el día uno, con unit economics saludables y burn controlado; y enfoques regulatoriamente sólidos o con estrategias claras para operar en entornos complejos como México, Brasil y Colombia”.

Entre los casos más destacados del programa anterior resaltan nombres como Bucks, plataforma que usa la IA para transformar cómo operan los equipos financieros dentro de empresas; Bankame, fintech de pagos en cuotas sin intereses para personas no bancarizadas en la región; y Guardline, que automatiza procesos de prevención de lavado de dinero y evaluación crediticia en minutos.

Precisamente esta semana es el cierre para el programa “PY7: The Future of Fintech”, a través del cual la aceleradora elegirá a 20 startups o empresas tecnológicas del sector financiero en etapas pre-seed o early seed para unirse a su programa de 10 semanas de duración con enfoque intensivo.

El programa cuenta con mentores destacados de la industria como Natalia Jiménez, CEO de Lulo X; Salomón Zarruk Valencia, cofundador y CEO de Mono; y Miguel Burger, fundador y managing partner del VC BFF

Los desafíos también están presentes en esta industria

Aunque el ecosistema fintech en América Latina ha crecido aceleradamente, impulsado por la necesidad de inclusión financiera y la digitalización de servicios, las startups de la región enfrentan obstáculos únicos: desde mercados fragmentados con regulaciones divergentes hasta altos niveles de informalidad económica y limitado acceso a datos crediticios tradicionales. Estos desafíos incrementan costos operativos y dificultan la escalabilidad, especialmente para emprendimientos con recursos limitados.

«Las fintech latinoamericanas operan en un entorno de alta complejidad: mercados desbancarizados, regulaciones asimétricas y costos de adquirir clientes que pueden triplicar los de economías desarrolladas”, dijo Ospina.

En este escenario, la inteligencia artificial (IA) se posiciona como un habilitador crítico, no solo para optimizar procesos, sino también para diseñar soluciones adaptadas a las realidades locales.

“La IA ofrece un camino para transformar estas barreras en oportunidades. Por ejemplo, algoritmos entrenados con datos alternativos —como historial de pagos de servicios públicos o transacciones informales— permiten evaluar riesgo crediticio en poblaciones excluidas. Asimismo, la automatización de compliance vía regtech reduce la carga de adaptarse a normativas cambiantes, mientras chatbots con procesamiento de lenguaje natural (NLP) democratizan el soporte al cliente en regiones con baja penetración financiera”, concluyó el cofundador de Pygma.

La clave está en que estas tecnologías no solo mejoran eficiencias, sino que rediseñan los modelos de negocio para servir a los no bancarizados sin sacrificar sostenibilidad.

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